Él es Bigo. Fue «rescatado» para dejarlo en la calle, así que lo llevamos con nosotros a la casa de una de nuestras voluntarias, ahí se transformo en la alegría del hogar.
Regalón, juguetón y desordenado. Encontró una hogar donde es el niño consentido de su papá humano y hasta tiene abuelita que lo ama y mima como a él le gusta.